…nuestra aproximación no fue natural, primero los pensamientos, luego los cuerpos, todo a partir de fragmentos, un trabajo de purgatorio, si no fuera por esa propicia inclinación a dormirnos cuando más lo necesitamos, a comparar relatos, a trazar líneas sueltas que compongan un instante, la mente en blanco de quien te mira, un blanco sucio casi vainilla, mirada de burócrata educado, gestos-hipótesis, un asidero volátil a modo de paraguas, anótese simplemente, su cobardía estructural no alcanza a singularizar su carácter, el tiempo, mientras tanto, se desenvuelve dentro de un plan, así lo indican esos críos gritones subidos al columpio, permite que me extienda un momento en esta descripción, qué prodigioso ejercicio, tenerte tan cerca y obviar el motivo, el prestigio de ese puro artificio que llamamos naturaleza, modifico mi respiración, intensificas la tuya, probamos a desentumecer nuestras inteligencias, ¿el origen de la idea de dios en los pueblos primitivos?, ¿cuándo nos veremos de nuevo?, sigue quieto un segundo, la variedad de asuntos que ocultan tus dedos, sería el que sigue si siguiera, y no intentes, chato, explicarte empleando la vulgar teoría de los cielos claros, apenas respondo, esa forma de especial desenfado para tratar cuanto la rodea, erudita o sentimentalmente palpo mi rostro y enmudezco, me cerca con la mirada, la nariz del cortés forastero, ¿te pongo bigote?, tampoco respondo, corrijo ligeramente mi posición, ella ahí delante, subsumido en su imagen…
…nuestra aproximación no fue natural, primero los pensamientos, luego los cuerpos, todo a partir de fragmentos, un trabajo de purgatorio, si no fuera por esa propicia inclinación a dormirnos cuando más lo necesitamos, a comparar relatos, a trazar líneas sueltas que compongan un instante, la mente en blanco de quien te mira, un blanco sucio casi vainilla, mirada de burócrata educado, gestos-hipótesis, un asidero volátil a modo de paraguas, anótese simplemente, su cobardía estructural no alcanza a singularizar su carácter, el tiempo, mientras tanto, se desenvuelve dentro de un plan, así lo indican esos críos gritones subidos al columpio, permite que me extienda un momento en esta descripción, qué prodigioso ejercicio, tenerte tan cerca y obviar el motivo, el prestigio de ese puro artificio que llamamos naturaleza, modifico mi respiración, intensificas la tuya, probamos a desentumecer nuestras inteligencias, ¿el origen de la idea de dios en los pueblos primitivos?, ¿cuándo nos veremos de nuevo?, sigue quieto un segundo, la variedad de asuntos que ocultan tus dedos, sería el que sigue si siguiera, y no intentes, chato, explicarte empleando la vulgar teoría de los cielos claros, apenas respondo, esa forma de especial desenfado para tratar cuanto la rodea, erudita o sentimentalmente palpo mi rostro y enmudezco, me cerca con la mirada, la nariz del cortés forastero, ¿te pongo bigote?, tampoco respondo, corrijo ligeramente mi posición, ella ahí delante, subsumido en su imagen…
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